Con esta expresión termina Debbie su testimonio del retiro para Mujeres-Madres “Madres de la Tierra” del pasado mes de junio.
¿Cómo podría yo buscarle un título más adecuado?… que lo disfrutéis.

“Yo nunca fui muy de estas cosas, pero estoy atravesando una época de gran transformación en mi vida, y con la inspiración de mi hermana, y mucha suerte porque encontré a Esther y hasta el día de hoy no me acuerdo cómo, si fuera por Facebook u otra vía, pero que importa? Lo importante es encontrar y conectar con almas que te pueden ofrecer lo que necesitas en algún momento dado, verdad? Eso es lo que yo encontré. Ser madre, recién separada, con dos polluelos preciosos y guerrerillos, no es fácil. Como la vida misma sí. Pero pasaba por una época de mucha tensión con mi ex, me perdí en el dolor, el resentimiento y me salió en herpes en la boca y malestar generalizado, cosa que con dos pequeños a mi cargo con su mamá, no podía seguir permitiendo. Me los llevé al retiro de Madres de la Tierra y fue la mejor terapia que podría haber recibido… Esther es una alma preciosa, su cara su sonrisa su aura, irradian luz, paz y compasión. Te inspiran.
Pasamos un fin de semana mágico, aprendí a ver las cosas desde otra perspectiva, gracias a que nos juntamos 12 maravillosas mujeres, cada una con su trabajo personal por hacer, cada una ofreciendo a la otra su sabiduría, y recibiendo la de las demás. Una perspectiva de aceptación, para no hacerme más daño, para vivir y seguir con paz. Y me curé, sí, porque lo necesitaba mucho? Sí. A través de la desconexión, en un paraje especial sería decir poco… mágico. Y la conexión con una tribu preciosa de mujeres, y conmigo misma, volverme a encontrar a través de ellas, a volver a escuchar el latido de mi corazón a través de los elementos, el canto, el silencio. Me encontré con mi tribu. Somos todas una tribu, capaces de unir a pueblos, naciones con nuestra feminidad, delicadeza, inteligencia, madurez, y dulzura. Somos madres. Fuertes, poderosas y podemos ayudarnos mucho, y a otras madres, niñas y niños, los futuros guerrer@s (de Luz) de esa tribu a la que pertenecemos tod@s, despertarles para que vuelvan a querer conectar con su tribu. 



Gracias Esther por simplemente sugerirme, ofrecerme los recursos para poder hacer ese gran trabajo que tanto necesitaba hacer. Eres muy importante para mí. Lo sois todas. Mi tribu. Somos millones. Unidas. ¡Viva la madre tierra que nos parió!” Debbie 

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