Me emociono y se me llena de alegría el corazón al leer los testimonios que me enviáis!!!

Estoy muy agradecida de que compartáis esta experiencia tan íntima y especial para difundir que cada día más mujeres busquen recursos para empoderarse en su parto. También que las parejas (y también doulas en este caso) tengan herramientas para acompañar con respeto y apoyar a la mujer que está de parto.
Y por supuesto los bebés nacer más acompañados, acunados a través de la vibración de la voz de su madre… y recibir la bienvenida que merecen en este mundo! claro que sí! esa es una experiencia inolvidable.
Gracias Juncal por compartir vuestra experiencia. Desde que nos conocimos supimos las dos que no nos perderíamos de vista ;-). Todo un placer haber cantado en vuestro embarazo y seguir haciéndolo pronto, ahora mirando también la carita que pondrá Adriana al escuchar tu amorosa voz hacia ella. 
“Adriana avisó de que ya estaba preparada para nacer el viernes 28 de junio de 2013 a las 00 de la noche. La alegría inundó todo mi ser y simplemente me dispuse a recorrer nuestro camino juntas hasta que se diera el tránsito desde mi útero a mis brazos de mi pequeña. Me sentía preparada gracias a la poderosa herramienta que había compartido Esther conmigo durante meses.
Las olas vinieron constantemente durante toda la noche y yo cabalgaba sobre ellas cantándolas AAAAAA…inmersa en cuerpo y alma en nuestro proceso y conectadas Adriana y yo.


Quiero dar las gracias a Miguel, mi marido y a Cristina, mi doula, que me acompañaron y apoyaron con amor y respeto. A las 8 de la mañana decidimos ir al hospital porque sentía que ya estaba dilatada y efectivamente cuando llegué al hospital la enfermera que me atendió me dijo: “Increíble, dilatada de 9 y vienes tan feliz, estás para parir ya”. No puedo explicar la emoción de que ya en nada vería a mi niña. Pero sin embargo, cosas de la vida, no todo fue tan rápido y en el hospital el proceso se paró, cosas que parece suelen pasar. 

Las matronas del hospital Puerta de Hierro se mostraron muy respetuosas ante mi proceso y se sorprendían de lo preparada que estaba cada vez que me veían cantar una ola (canto prenatal, Esther, gracias). A las 5 horas yo seguía con la misma dilatación y Adriana seguía en el segundo escalón. En ese momento me comunicaron que no podían esperar más y que tenían que intervenir y ayudarme y todo se complicó un poco pasando al final por todo aquello que en mi plan de parto no quería hacer (rotura de bolsa, oxitocina, maniobras, forceps y epidural). Pero Adriana y yo conseguimos seguir conectadas a través de la voz, de las vibraciones internas que nos unían y del canto.

Toda la unión de las almas de mi bebé y mía que se había estado gestando durante mi embarazo se concentró en aquel momento y adoptara la forma que adoptara nuestro nacimiento era un momento perfecto y único porque traía a Adriana a mis brazos. Por fin, a las 19:01, cuando Adriana asomó su cabecita con los forceps, la doctora me dijo: “Ya está aquí sácala tú misma”. Me incorporé, la cogí: “Mi niña, mi niña”, lloré (lloramos) de felicidad y, en mi pecho, le cantamos a nuestra pequeña la nana que le habíamos compuesto y cantado durante el embarazo.

La voz, las vibraciones, las canciones nos acompañaron de principio a fin. Gracias Esther por dar tanto… Seguimos cantando y bailando juntas y pronto seguiremos cantando contigo!”
Juncal

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