Estoy feliz de que cada vez me lleguen más y más testimonios como el de Esther, de mujeres que se permiten estar presentes y conscientes en su parto y en el nacimiento de sus bebés a través de la voz, y de parejas que sostienen a ambos con su canto cuando la mujer lo necesita. Hace años que tengo claro que es un recurso absolutamente maravilloso, sencillo, poderoso, efectivo… más aún cuando como mujer-madre pude experimentarlo directamente. En ese momento sentí la llamada a difundirlo para que cada vez más y más mujeres se permitan recuperar este recurso, que siempre nos ha pertenecido. !Allá vamos!.
“Ayer hizo 8 meses que la pequeña Luna nació.
Te escribo para darte las gracias por todo lo que has significado en nuestras vidas.
Aún recuerdo cuando, buscando por internet algo que tuviese relación con la voz en el parto, te encontré.
Asistimos a un taller dedicado a La voz en el parto en febrero del año pasado, y tanto disfrutamos, y tanto aprendimos, que repetimos y asistimos a otro taller en marzo, además de a clases de Canto Prenatal.
El principio del parto fue un poco triste porque rompí la bolsa y mi cuerpo no sentía la llegada las esperadas olas. Las lágrimas caían de mis ojos sin poder evitarlo porque no había tiempo que perder, al ser positiva en la prueba del streptococo el tiempo iba en nuestra contra.
Finalmente, fue una inducción con oxitocina, pero recurrimos al uso de mi voz y de la voz de Jesús, mi pareja, que me sostuvo en todo momento.
Nos dejamos llevar, relajamos la garganta, empecé a sentir a mi cuerpo, a escucharlo, a emitir sonidos mientras que vivíamos plenamente las olas que inundaban mi cuerpo y que animaban a Luna a venir con papá y mamá.
Las dos últimas horas fueron muy intensas, apenas había tiempo para recuperarse entre ola y ola, pero la a nos liberaba y ayudaba.
Abrir la garganta, abrir la vagina, todo ayudó para que en quince minutos dilatara de 5 a 10 centímetros. Luna estaba preparada y nosotros la estábamos esperando recibiéndola con una a amorosa.
Estábamos viviendo de manera consciente el nacimiento de Luna, y ella estaba feliz.
Muchas gracias Esther!!!
Un beso desde La Mancha.”
Esther, mamá, mujer y maestra